La cirugía de cataratas es uno de los procedimientos más comunes y seguros en oftalmología. Las cataratas, que se manifiestan como una opacidad en el cristalino del ojo, pueden afectar la visión, causando desde una leve nubosidad hasta ceguera total.
Este problema es especialmente común en personas mayores, aunque puede presentarse a cualquier edad. El procedimiento para la extracción de cataratas es sencillo y se realiza de forma ambulatoria. Se utiliza anestesia local para adormecer el ojo, lo que garantiza que el paciente no sienta dolor.
El cirujano realiza una pequeña incisión en la córnea, a través de la cual introduce un instrumento ultrasónico para desintegrar el cristalino opaco. Este fragmento se extrae cuidadosamente, y se reemplaza por un lente intraocular artificial, que restaura la visión clara. Este lente artificial es duradero y se diseña específicamente para cada paciente. Lo anterior permite corregir otros problemas de visión como la miopía o el astigmatismo, ofreciendo una visión casi tan nítida y clara como antes de la aparición de las cataratas.
La recuperación es rápida; la mayoría de los pacientes pueden retomar sus actividades en pocos días. Es común experimentar una mejora significativa en la visión en las primeras 24 horas después de la cirugía, aunque la visión puede seguir mejorando durante semanas. Es crucial seguir las indicaciones del médico, como el uso de colirios antibióticos y antiinflamatorios, para prevenir infecciones y reducir la inflamación.
¿Sabías que más del 95% de las cirugías de cataratas realizadas en todo el mundo son exitosas y permiten a los pacientes recuperar la visión? Este procedimiento no solo es seguro, sino que también ofrece una de las tasas más altas de éxito en la medicina moderna, lo que lo convierte en una opción confiable para quienes buscan mejorar su calidad de vida.
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