Cuando se trata del cuidado de los ojos, muchas personas no tienen claro a qué especialista acudir. La confusión entre oftalmólogos y optómetras es común, ya que ambos profesionales se dedican a la salud visual, pero con roles y niveles de formación distintos.
El papel del optómetra
El optómetra es un profesional de la salud especializado en la evaluación de la visión y la corrección de defectos refractivos, como la miopía, hipermetropía y astigmatismo. Está capacitado para realizar exámenes visuales, prescribir gafas y lentes de contacto y detectar problemas oculares que puedan requerir la atención de un oftalmólogo.
Además, brinda asesoramiento sobre el uso adecuado de lentes, higiene visual y prevención de fatiga ocular. También puede realizar terapias visuales para mejorar ciertas condiciones como problemas de enfoque y coordinación entre los ojos.
La función del oftalmólogo
El oftalmólogo, por su parte, es un médico especializado en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades oculares. A diferencia del optómetra, está capacitado para realizar cirugías, tratar patologías como cataratas, glaucoma o retinopatía diabética y recetar medicamentos para condiciones oculares complejas.
Un oftalmólogo también puede realizar procedimientos láser para corregir problemas de refracción y otros tratamientos avanzados para preservar la visión en pacientes con enfermedades degenerativas oculares.
¿A quién acudir?
Para controles visuales rutinarios y corrección óptica, un optómetra es la mejor opción. Sin embargo, si hay síntomas como dolor ocular, visión borrosa persistente, pérdida repentina de la visión o antecedentes de enfermedades oculares, se recomienda acudir directamente a un oftalmólogo.
Ambos profesionales trabajan en conjunto para garantizar la salud visual de los pacientes. La clave está en conocer sus funciones y acudir al especialista adecuado según las necesidades de cada persona.