La ambliopía, más conocida como «ojo perezoso», es una afección que se desarrolla en la primera infancia y que puede afectar seriamente la visión si no se trata a tiempo. Esta condición se presenta cuando uno de los ojos no se desarrolla de manera adecuada, lo que resulta en una visión más débil. A menudo, el ojo afectado puede desviarse hacia adentro o hacia afuera, lo que dificulta la coordinación entre ambos ojos.
Este problema suele manifestarse desde el nacimiento hasta los 7 años y es la principal causa de pérdida de visión en los niños. Aunque en casos raros puede afectar ambos ojos, la detección y el tratamiento tempranos son clave para evitar problemas visuales a largo plazo.
El tratamiento generalmente incluye el uso de gafas, lentes de contacto o parches para fortalecer el ojo más débil. Los signos de ambliopía pueden ser difíciles de detectar sin un examen de la vista, pero algunos indicios incluyen ojos desalineados, mala percepción de la profundidad y resultados anormales en pruebas de visión.
Se recomienda a los padres que consulten con un médico si notan que los ojos de su hijo se desvían después de las primeras semanas de vida, o si existen antecedentes familiares de problemas oculares como estrabismo o cataratas infantiles.
Los expertos aconsejan realizar un examen ocular completo entre los 3 y 5 años de edad para asegurar un desarrollo visual adecuado y prevenir complicaciones como la pérdida permanente de la visión. El tratamiento temprano puede marcar la diferencia en el futuro visual del niño.
